Diferencia entre libertades y derechos

Diferencia entre libertades y derechos

En las sociedades liberales (capitalistas) es habitual el uso de la falacia de la libertad por parte de manipuladores y de manipulados. La falacia de la libertad cambia el significado de la palabra «libertad» que es «todo lo que alguien puede hacer» por «todo lo que alguien puede hacer, excepto violar MIS normas», para de esta manera imponer las propias normas a otros sin fundamentarlas racionalmente.[1] La defensa de «las libertades» forma parte de dicha falacia.

A continuación explico la diferencia entre libertades y derechos.

Las libertades (Física)

La Realidad es que los seres sintientes tenemos libertad[2] para hacer cualquier cosa que sea físicamente posible hacer, es decir, las libertades están limitadas por las leyes de la Física, por la Realidad.[3] Por ejemplo, aunque tengamos el interés de atravesar un muro de acero desnudos, no tenemos la libertad de hacerlo porque físicamente no podemos hacerlo. Lo mismo ocurre con el cerebro de un bebé humano que no tiene la libertad de resolver la raíz cuadrada de 9. Por lo tanto las libertades son los intereses que pueden ser físicamente satisfechos, son todas las cosas que podemos hacer.

De todas las libertades que existen, sólo algunas de ellas son derechos, pues el hecho de poder hacer algo no implica lógicamente que los demás lo deban permitir. Existen dos ámbitos (separados, pero relacionados) para hablar de derechos: los derechos éticos y los derechos legales.

Los derechos éticos (Ética)

Además de estar limitadas físicamente por la Realidad, las libertades también están limitadas racionalmente por la Ética. Las acciones que sí que podemos realizar (las libertades) pueden ser éticamente correctas o éticamente incorrectas. A priori, no deben realizarse acciones éticamente incorrectas, tal y como dice la Regla de Oro de la Ética: «A priori, los intereses no deben ser frustrados».[4]

Dentro de los innumerables intereses y libertades que existen, existe una jerarquía de intereses dominada por el interés en seguir viviendo y hacerlo sin sufrimiento.[5] Dicho interés esencial es el «derecho ético a la salud y a la vida» y de él se infieren lógicamente el resto de derechos éticos.

A priori, tenemos el deber ético de respetar el derecho a la salud y a la vida de los demás seres sintientes, así como los demás tienen el deber de respetar el nuestro. No comprender qué es un derecho ético no exime de su cumplimiento. Por esta razón es un deber practicar el veganismo.

Los demás no tienen el deber de respetar nuestras libertades, sino el deber a priori de respetar nuestros derechos éticos. Es un deber a priori porque tener un derecho ético no implica lógicamente la inviolabilidad de dicho derecho por parte de otros.[6] Por ejemplo, todos los seres sintientes tenemos el derecho a la salud y a la vida, pero si alguien comienza a disparar a quienes le rodean entonces será menos malo que disparen al agresor (violando su derecho a la salud y a la vida), que elegir no hacerle nada y que les siga disparando.

Los derechos legales (Política)

Al factor ético se le añade la Política: la legislación. La finalidad de las leyes es organizar el funcionamiento de la sociedad y castigar a quien intente hacer o haga algo ilegal.

Aunque actualmente no está siendo así, la legislación debe estar subordinada a la Ética: el derecho legal debe coincidir con el derecho ético. El derecho ético a la salud y a la vida debe estar protegido mediante un derecho legal a la salud y a la vida, es decir, la sociedad en su conjunto debe proteger mediante leyes el derecho ético a la salud y a la vida frente a agresiones, enfermedades, etc. Ésta es la razón por la que deben existir los impuestos: para pagar a policías, a militares, a bomberos, a médicos, etc. y facilitarles los medios materiales necesarios para que realicen su labor de la mejor manera posible.

Para terminar de explicar los derechos legales quiero hacer una aclaración. Al promover el veganismo estamos defendiendo los derechos éticos de los demás seres sintientes, no los Derechos Animales. Exigir los Derechos Animales (en analogía a los Derechos Humanos que hay incorporados en muchas legislaciones) es ir un paso más allá del veganismo, pues consiste en exigir que la legislación incluya el derecho legal a la salud y a la vida de todos los seres sintientes.

Un ejemplo práctico

A continuación pongo un ejemplo práctico del día a día para que reflexionéis sobre la diferencia entre libertades y derechos.

Libertades, no derechos

Por ejemplo, alguien puede tener el interés de aparcar en una determinada plaza de aparcamiento porque le gusta mucho. Esta persona tiene la libertad de aparcar en dicho aparcamiento, pero no tiene derecho a aparcar en él porque esa libertad no es un derecho ético (ni legal). Aparcar ahí no es un derecho porque no se infiere lógicamente del derecho a la salud y a la vida. ¿Te imaginas que alguien te dijera que debes mover tu coche de lugar porque a él le gusta mucho ese aparcamiento?… No tenemos el deber de respetar las libertades de otros, por eso la plaza de aparcamiento es para quien llega antes a ella, pues así lo hemos establecido de manera informal para evitar conflictos. Lo mismo ocurre con hacer cola para subir al autobús, etc.

Además, como expliqué, las libertades están limitadas racionalmente por la Ética. Si en dicha plaza de aparcamiento hay alguien desmayado seguimos teniendo la libertad de aparcar, pero no debemos hacerlo porque al atropellarle violaríamos su derecho ético a la salud y a la vida. Por otro lado, las libertades están reguladas por la legislación. Por ejemplo, podemos tener la libertad de aparcar el coche en un determinado lugar, pero es ilegal aparcarlo de cualquier manera. Si aparcamos de manera ilegal entonces la autoridad nos castigará mediante una multa, a lo que se añadirá la cárcel si el delito es más grave, por ejemplo, si hay un atropellamiento.

Con este ejemplo podemos ver lo absurdo y peligroso que es defender «las libertades» en general. Lo que debemos defender son aquellas libertades que son derechos éticos, como ocurre con el derecho ético a la salud y a la vida, y con todos aquellos derechos éticos que de él se infieren y que suponen poner límites a las libertades ajenas para poder protegerlos. Las libertades deben terminar donde están los derechos, pues los derechos son lo realmente importante.

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