ARGUMENTO: “Debemos extinguir a los animales domésticos”

RESUMEN: ¿Qué es la domesticación? ¿Extinguir animales domésticos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Todo es naturaleza y natural, por lo tanto las relaciones que los humanos establecen con los animales domésticos son naturales. Además, la convivencia entre humanos y animales domésticos está normalizada; y aunque tener animales domésticos fuera un hecho minoritario, es una falacia decir que «lo no normal o minoritario es éticamente incorrecto».

Toda dependencia de ayuda es temporal, pues está limitada por la duración de la vida. Depender de otros no es malo per se, no es éticamente incorrecto, lo éticamente incorrecto es que no nos ayuden cuando dependemos de otros.

Los animales domésticos pueden vivir sanos y felices con la ayuda de los humanos, y no hay nada malo en dicha dependencia. Por lo tanto, no tiene sentido plantear la extinción de los animales domésticos, pues estos pueden tener vidas felices junto a los humanos. Los animales domésticos no prefieren vivir de manera salvaje, ni sería lo mejor para ellos.

No existe ninguna razón para extinguir a los animales domésticos, excepto si una raza presenta problemas congénitos de salud que heredará su descendencia.

Palabras clave: animales domésticos, dependencia, extinción, metilación

 

Miles de perros, gatos y otros animales domésticos son asesinados cada año en perreras o mueren en horribles condiciones viviendo en libertad. Para evitar todo eso, demostré que debemos adoptarles y rescatarles para que no sean asesinados y que no mueran en las calles[1], no debemos comprarles ni ignorarles. Por eso es éticamente incorrecto que alguien critique a quienes viven con animales adoptados o rescatados, cuando él debería hacer eso mismo.

A continuación se plantea la cuestión sobre si deberíamos extinguir a los animales domésticos.

Domesticación

1. Algunos no saben qué es la domesticación y no saben qué animales son domésticos.

La domesticación es el proceso mediante el cual una población de una determinada especie animal pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, los cuales son heredables. La domesticación se puede producir por una interacción prolongada con los humanos, o mediante una reproducción seleccionada por los humanos. Charles Darwin fue el primero en señalar que los animales domésticos son más dóciles y que tienen unos rasgos físicos diferentes.

Algunos animales domésticos son: perros, gatos, ovejas, cerdos, vacas, camellos, gallinas, gusanos de seda, etc.

Extinción y falacia de lo “no natural”

2. Algunos dicen que «los animales domésticos pueden ser felices viviendo con los humanos, pero deberíamos extinguirlos porque ese tipo relación no es natural o normal».

Por ejemplo, Gary Francione en su artículo «“Pets”: The Inherent Problems of Domestication» dice lo siguiente: «Podemos hacerlos felices en un sentido, pero la relación nunca puede ser natural o normal. No pertenecen a nuestro mundo, independientemente de lo bien que los tratamos».

Animales domésticosSin embargo, todos los seres sintientes pertenecemos al mismo mundo: el planeta Tierra. Además, en otro artículo ya demostré que todo es naturaleza y natural,[2] por lo tanto las relaciones que los humanos establecen con los animales domésticos son naturales. Además, la convivencia entre humanos y animales domésticos está normalizada; y aunque tener animales domésticos fuera un hecho minoritario, es una falacia decir que «lo no normal o minoritario es éticamente incorrecto».[3]

Extinción y dependencia

3. Algunos dicen que «deberíamos extinguir a los animales domésticos porque dependen de la ayuda de los humanos».

Por ejemplo, Gary Francione en su artículo «“Pets”: The Inherent Problems of Domestication» dice que «la dependencia es éticamente incorrecta» y por ello dice que los animales domésticos deben extinguirse: «Los animales domésticos dependen de nosotros para todo lo que es importante en sus vidas: cuándo y si comen o beben, cuándo y dónde duermen o se alivian, si reciben afecto o ejercicio, etc. Aunque se podría decir lo mismo acerca de los niños humanos, un abrumador número de niños humanos maduran para convertirse en seres autónomos e independientes».

Extinguir a los animales domésticos ¿por qué?

Si depender de la ayuda de otros fuera éticamente incorrecto entonces no deberíamos reproducirnos para no crear individuos dependientes. Algunas personas responden a esto diciendo que «los años de dependencia de ayuda en la etapa infantil son temporales», sin embargo toda dependencia de ayuda es temporal, pues está limitada por la duración de la vida.

En la etapa infantil es cuando somos más dependientes: necesitamos alimento, agua, calor, protección, cuidados, etc. La dependencia no impide que la etapa infantil pueda ser una etapa feliz de la vida. Por lo tanto, la dependencia no es mala per se, es éticamente correcta, no debe ser eliminada. Lo éticamente incorrecto es que no nos ayuden cuando dependemos de otros.[4] En el FAQ de su blog, Francione responde a la pregunta 17 negando el derecho de auxilio, y parece que es por esa razón que le molesta que existan quienes dependen de otros.

Ser dependiente de la ayuda de otros no implica ser maltratado por acción u omisión. Y «ser independiente» no implica ser respetado ni poder defenderse satisfactoriamente en todos los casos.

Extinción y deontologismo

4. Algunos dicen que «debemos extinguir a los animales domésticos mediante la esterilización».

Lo curioso es que algunas de las personas que dicen esto son «deontologistas», como en el caso de Gary Francione. Según el «deontologismo» mal entendido, un fin ético no justifica usar un medio éticamente incorrecto en ningún caso. Sin embargo, Francione apoya la esterilización sin consentimiento en su artículo «Animal Rights and Domesticated Nonhumans»: «Hay algunos defensores que piensan que los “derechos de los animales” significan que los no humanos tienen algún tipo de derecho a reproducirse, que es un error esterilizar a los no humanos. Si esa visión es correcta, entonces estaríamos moralmente comprometidos a permitir que todas las especies domesticadas continúen reproduciéndose indefinidamente. No podemos limitar este “derecho de reproducción” solo a perros y gatos. Además, no tiene sentido decir que hemos actuado inmoralmente en la domesticación de animales no humanos, pero ahora estamos comprometidos a permitirles que sigan reproduciéndose. Cometimos un error moral al domesticar a los no humanos en primer lugar; ¿Qué sentido tiene perpetuarlo?».

Es decir, Francione utiliza un razonamiento consecuencialista: dice que como supuestamente hicimos algo éticamente incorrecto (domesticar) entonces está justificado hacer algo éticamente incorrecto (esterilizar)[5] con el fin de corregir nuestro error. Esto demuestra una vez más que los «deontologistas» como Francione sólo son «deontologistas» cuando les interesa, o para criticar a quienes somos consecuencialistas.

Abandono

5. Algunos dicen que «no deberíamos extinguir a los animales domésticos, sino soltarlos en el campo para que se asilvestren».

Conocemos los sufrimientos de los animales domésticos cuando viven sueltos sin ninguna protección, es decir, cuando viven en el sistema de la ley del más fuerte. Los humanos especistas sólo rechazan el sufrimiento y la injusticia cuando los humanos son las víctimas de dicho sistema, y no escatiman en pedir protección frente a él.

Perro abandonado

Los animales domésticos pueden tener vidas plenas junto a los humanos, no prefieren vivir de manera salvaje, ni sería lo mejor para ellos. Muchos podrían acabar de nuevo en perreras, morir de enfermedades, hambre sed, frío o ser atropellados y producir un accidente de tráfico. Independientemente de las consecuencias que produjera dicha «reinserción» (es un abandono), las condiciones de vida de un animal doméstico abandonado son peores que las condiciones de vida que puede tener viviendo junto a humanos en un lugar adecuado a sus necesidades.

Para proteger el derecho ético a la salud y a la vida debemos habilitar espacios para que los animales domésticos puedan satisfacer sus intereses de movimiento, de relación con otros animales de su propia especie, de alimento, de medicinas, de temperatura, etc. que les permitan ser felices.

No extinción

6. Excepto las razas con problemas congénitos, no existe la necesidad de extinguir a los animales domésticos y es contraproducente.

Libro Zoopolis

En diciembre de 2011, se publicó el libro «Zoopolis: A Political Theory of Animal Rights», cuyos autores, Sue Donaldson y Will Kymlicka, defienden que el necesario cese total de la explotación animal no tendría que suponer necesariamente la extinción de los animales domésticos.

Solo en el caso de algunas razas de animales domésticos mal diseñadas por los humanos, sus individuos presentan problemas de salud congénitos; en estos casos no debería permitirse que estos individuos se reprodujeran, para evitar que su descendencia padezca el mismo sufrimiento.

Sabemos perfectamente que la existencia de animales domésticos facilita que los humanos comprendan emocionalmente que deben respetarles. La extinción de los animales domésticos tendría como consecuencia la eliminación de los fuertes lazos emocionales que los humanos mantienen con ellos, lo cual dificultaría el avance de la empatía humana hacia quienes no son humanos.

Bibliografía

– Donaldson, Sue y Kymlicka, Will. «Zoopolis: A Political Theory of Animal Rights», 2011.

– Longueira Monelos, Angel. «El sufrimiento animal y la extinción». Universidad de Santiago de Compostela. ÁGORA, Papeles de Filosofía, 2011, 30/2: 43-56

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2 Comments

  1. Vegano antivegano 22 noviembre, 2020
    • David Díaz 22 noviembre, 2020

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