ARGUMENTO: “No debemos ser veganos ni promoverlo porque hay problemas más importantes”

RESUMEN: ¿Deberíamos dejar de hacer activismo por los animales no humanos hasta que no se solucionen todos los problemas que sufren los humanos? ¿deberíamos hacer lo contrario? o ¿deberíamos ayudar a humanos y a no humanos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Es lógico que, quienes irracionalmente defienden que debemos maltratar a quienes no son humanos, no vean sentido en ayudarles. No existe ninguna razón para esperar a que todos los problemas que
sufren los humanos se resuelvan para poder ayudar a los animales no
humanos, y viceversa. Practicar el veganismo no imposibilita que se pueda hacer activismo por
los otras causas, por lo tanto ser veganos es lo mínimo que estas
personas deberían hacer. Los humanos que sufren discriminación, pobreza y violencia, deben ser ayudados, pero ya existen grandes mecanismos y organizaciones para ello. Por otro lado, los animales no humanos son legal y sistemáticamente explotados y matados por millones, no pueden hablar ni defenderse y cuentan con muchas menos personas que les ayuden. Como ya indicó la ONU en 2010, el veganismo tiene el efecto colateral de ayudar a los humanos que son más pobres.

Palabras clave: activismo, ayudar, hipocresía, prioridades

Las ONGs y los activistas están haciendo un trabajo que deberían hacer funcionarios del Estado. En un artículo anterior expliqué que a priori tenemos el deber de no dañar y de no matar a los demás seres sintientes[1], este deber incluye el deber de no dañarles y de no matarles mediante una omisión.[2] Dicho deber significa que los seres sintientes tenemos derecho ético a la salud y a la vida. Por lo tanto, la Política debe reconocer legalmente el derecho ético a la salud y a la vida de todos, pues respetar la salud y la vida ajena no es caridad ni solidaridad, no es una opción, sino un deber ético. Para ello el Estado debe ofrecer servicios públicos de calidad que protejan la salud y la vida de todos los seres sintientes: Asuntos Sociales, Seguridad Social, Sanidad Pública, Cuerpo de Bomberos, Policía, Ejército, etc. Para lograr dicha ley y servicios públicos de calidad se necesita un gran apoyo social. Para lograr ese apoyo social debemos hacer activismo para promover le veganismo. Además, mientras no logremos cambiar la sociedad y las leyes, las personas éticas están cargando injustamente con el deber ético de ayudar que le corresponde a toda la sociedad.

Algunas personas dicen que «los veganos no deberían hacer activismo por los animales no humanos porque eso resta energías, tiempo y dinero para ayudar a los humanos». Estas personas son antropocentristas.[3] Por ejemplo, Adela Cortina dice: «A veces, el afán, sumamente sano, de proteger a los animales y a la naturaleza, lleva a emplear en ellos energías, tiempo y dinero a costa de los que se emplean en los humanos».[1] Es lógico que, quienes irracionalmente defienden que debemos maltratar a quienes no son humanos, no vean sentido en ayudarles. Algunos antropocentristas critican a quienes hacen activismo en las calles en defensa de los animales diciéndoles lo siguiente: «en lugar de preocuparos por los animales preocuparos por los niños que mueren de hambre» o «primero preocuparos por los problemas de los humanos y cuando todos estén solucionados preocuparos por los problemas de los animales». Esta situación es similar a la que se daría si un pederasta criticara a quienes protestan contra la prostitución infantil diciéndoles que: «en lugar de protestar por la prostitución infantil preocúpate por los niños que mueren de hambre o por falta de medicinas» o «primero preocuparos por los niños hambrientos y enfermos que van a morir, y cuando ninguno de ellos muera preocuparos por la prostitución infantil». No existe ninguna razón para esperar a que se resuelvan todos los problemas que padecen los humanos para poder ayudar a los animales no humanos, y viceversa. Además, mientras no demuestren lo contrario, las personas que critican no son activistas contra el hambre ni están comprometidas con ninguna otra causa, por lo tanto son el vivo ejemplo de la definición de hipocresía, pues aparentan estar preocupados por los problemas ajenos cuando la realidad es que: 1) son parte del problema; 2) no hacen nada por solucionarlo y 3) critican a quienes sí están haciendo algo, en lugar de criticar por ejemplo a quienes en ese mismo momento están haciendo cola para comprar las entradas del cine, etc. Practicar el veganismo no imposibilita que se pueda hacer activismo por los otras causas, por lo tanto ser veganos es lo mínimo que estas personas deberían hacer. Los humanos que son víctimas de discriminación, pobreza y violencia, deben ser ayudados, pero ya existen grandes mecanismos y organizaciones para ello. Por otro lado, los animales no humanos son legal y sistemáticamente maltratados por millones, no pueden hablar ni defenderse y cuentan con muchas menos personas que les ayuden.

«La verdadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquellos que están a su merced: los animales. Y aquí fue donde se produjo la debacle fundamental de los humanos, tan fundamental que de ella se derivan todas las demás». —Milan Kundera, «La insoportable levedad del ser», 1984

El veganismo también beneficia a los humanos que necesitan ayuda. Como ya indicó la ONU en 2010, el veganismo tiene el efecto colateral de ayudar a los humanos que son más pobres[4].
Nada impide que quienes hacen activismo en defensa de los animales no humanos también hagan activismo por otras causas, y generalmente sucede así:

«En el caso del congreso de los Estados Unidos, los diputados que se muestran más favorables a la defensa de los intereses de los animales son a la vez los que más se han destacado
por su defensa de aquellas causas relacionadas con la justicia social (Pluhar, 1995: 127) (…) es decir, es precisamente la gente más preocupada por los problemas que parecen importarle a Gómez Pin (por ejemplo, la justicia social) la que ha asumido también un compromiso con los derechos de los animales.» VV.AA, Razonar y actuar en defensa de los animales, Catarata, Madrid, 2008, p. 125.

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