Karma y reencarnación son ideas para justificar el sufrimiento y los privilegios

Algunas personas creen en lo que se ha venido a llamar «karma», una especie de «justicia cósmica» o «justicia divina» que castiga a quienes se comportan mal y premia a quienes se comportan bien.

Según la idea del karma, si a alguien le ocurre algo malo entonces lo merece porque «algo malo habrá hecho», aunque no tenga por qué ser así. Y a quienes les ocurren cosas buenas será porque se comportan bien, lo cual tampoco tiene por qué ser así. La idea de «karma» tiene un oscuro origen religioso.

El karma es una invención religiosa de las clases privilegiadas de la India para justificar el sufrimiento que padecen las clases no privilegiadas o «castas». Según la creencia del karma, quien hace hoy el mal (delincuente) acumulará karma negativo y será castigado en la siguiente reencarnación: quienes sufren hoy (clases desfavorecidas) es porque acumularon karma negativo en la anterior reencarnación, por lo tanto, merecen ese castigo. Por otro lado, quienes hoy hacen el bien (obedientes) acumularán karma positivo para la siguiente reencarnación: quienes hoy disfrutan de buena vida (clases privilegiadas) es porque acumularon karma positivo en la anterior reencarnación.

En la Wikipedia podemos leer lo siguiente sobre la idea del karma:

De acuerdo con varias religiones dhármicas, el karma sería una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores. Es una creencia central en las doctrinas del budismo, el hinduísmo, el yainismo, el ayyavazhi y el espiritismo. Aunque estas religiones expresan diferencias en el significado mismo de la palabra karma, tienen una base común de interpretación. Generalmente el karma se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto.

El karma está en contraposición con las doctrinas abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo). El karma explica los dramas humanos como la reacción a las acciones buenas o malas realizadas en el pasado más o menos inmediato. Según el hinduismo, la reacción correspondiente es generada por el dios Iama, en cambio en el budismo y el yainismo —donde no existe ningún dios controlador— esa reacción es generada como una ley de la Naturaleza (como la gravedad, que no tiene ningún dios asociado). En las creencias indias, los efectos del karma de todos los hechos son vistos como experiencias activamente cambiantes en el pasado, presente y futuro.

Según esta doctrina, las personas tienen la libertad para elegir entre hacer el bien y el mal, pero tienen que asumir las consecuencias derivadas.

En la Wikipedia podemos leer lo siguiente sobre las castas:

El sistema de castas de la India es un sistema hereditario de estratificación social que ha existido en el subcontinente desde hace aproximadamente más de 2500 años. En él los grupos sociales se definen por un número de grupos endógamos conocidos como jāti. El sistema de castas está profundamente ligado al hinduismo (una de las tres religiones principales de la India).

Los cuatro grupos básicos se denominan varnas, o grados de ser. Las castas se multiplicaron de acuerdo con cambios introducidos en la ley brahmánica y por diversidades regionales, que establecen subdivisiones de hecho. Estas subdivisiones sociales se denominan jāti (familia).

El hinduismo enseña que los seres humanos fueron creados de las diferentes partes del cuerpo de una divinidad (Purusha) llamada Brahmā. Dependiendo de la parte del cuerpo de Brahmā de donde los humanos fueron creados, éstos se clasifican en cuatro castas básicas, las cuales definen su estatus social, con quién se pueden casar, y el tipo de trabajos que pueden realizar. Las Leyes de Manu dictaminan que este orden es sagrado y que nadie puede aspirar a pasar a otra casta en el transcurso de su vida. Es decir que debe tener el oficio de su padre y casarse con alguien de su casta. Sólo mediante la sucesión de reencarnaciones se puede ir avanzando (o retrocediendo) en este estatus. La reencarnación no es casual. Los individuos que hayan seguido las actividades (dharma) correspondientes a su camino (karma) pueden reencarnarse en un estadio superior. A pesar de que varios reformadores sociales han tratado de abolirlo, el sistema de castas continúa siendo una característica indeleble de la sociedad india.

El primer texto hindú en hacer referencia a los varnas como las cuatro grandes clases es el Purusha-sūkta del Rigveda. Allí se dice que Purusha el ser supremo o el primer ser, mediante su sacrificio primigenio, su inmolación, se crearon todos los seres y cosas que existen, y de él salieron las cuatro grandes castas:

– Los brāhmanes (sacerdotes, maestros, academicos) son la casta más alta, que —según ellos— salieron de la boca de Brahmā.
– Los chatrías (clase política-militar), que salieron de los hombros de Brahmā.
-* Los vaishias (comerciantes, artesanos y agroganaderos), que se formaron de las caderas de Brahmā.
– Los shudrás (siervos y los obreros), que provienen de los pies de Brahmā.

Los no tocables o intocables:

Los dalits (parias, mlechas) son los intocables, una clase tan baja que se considera fuera de los varnas. Los hindúes consideran que los dalits son tan bajos como el már.

Los invisibles:

En algunas partes de la India aparte de los intocables, existía una casta de personas «invisibles», que únicamente podían salir a la calle de noche.

La violación de «la senda del deber», dharma, lleva a un descenso en la próxima reencarnación del alma, hacia el rango de paria o incluso a la reencarnación en un animal.

La realidad es que el «karma» no existe, existe la simpatía/antipatía que nos ganamos o que perdemos mediante nuestras acciones, lo cual influye en lo que nos puede ocurrir, pero no decisivamente:

– Han existido y existen personas que fueron/son tratadas injustamente o que tuvieron mala suerte, a pesar de que intentaron o de que intentan comportarse de manera éticamente correcta.
– Han existido y existen personas que no fueron/son castigadas ni tuvieron/tienen mala suerte, a pesar de que hicieron/hacen grandes males.

Cuando una sociedad es injusta (injusticia macrosocial), lo acabarán pagando gran cantidad de las personas que la componen, indiferentemente de si son o no son culpables de dicha injusticia.

Por todo ello, la idea de «karma» es una idea irracional e éticamente incorrecta que debemos rechazar.

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  1. Claudio Bonilla 22 agosto, 2021

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