Estudios sobre consumo de leche y enfermedades

Antes de entrar en temas de salud es necesario dejar claro que el antropocentrismo es la creencia absurda según la cual «los humanos deben ser respetados porque son humanos»[1]. El antropocentrismo tiene como consecuencia que quienes no son humanos sean discriminados arbitrariamente en lo que se ha venido a llamar «discriminación especista»[2], la cual genera una inmensa cantidad de sufrimiento y de matanza que son un atentado contra la Ética[3]. Continuemos con el tema de la salud.En base a numerosos estudios científicos sobre nutrición, las más grandes organizaciones de nutricionistas profesionales han avalado públicamente la alimentación vegetariana estricta equilibrada como una alimentación sana para todas las etapas de la vida[4]. Los productos de origen animal no sólo son innecesarios para una buena salud, sino que además son responsables en la aparición de numerosas enfermedades, tal y como demuestran los numerosos estudios científicos realizados[5].

A continuación vamos a rebatir la idea, difundida por la industria láctea y por los gobiernos subordinados a ella, que dice que es necesario y sano beber leche animal y comer productos lácteos para tener unos huesos fuertes y estar sano.

Algunas personas creen que por ingerir mucho calcio, popularmente suelen decir que «hay que beber leche de vaca para el calcio», entonces sus huesos estarán sanos.

La osteoporosis no se inicia por falta de calcio en la dieta. Se inicia por un exceso de ácido en la dieta que causa que el cuerpo utilice el calcio del esqueleto. La proteína animal, las gaseosas, los medicamentos, el tabaco, la sal, el azúcar, el café y té son altamente ácidos y todos contribuyen a la osteoporosis.

Hay muchas investigaciones por todo el mundo que declaran que la osteoporosis tiene poco que ver con la ingestión de calcio, sino que lo importante es su relación con la proteína. El British Medical Journal informó que la ingestión del calcio es completamente irrelevante respecto a la pérdida de masa ósea. En 1970, The American Journal of Clinical Nutrition (AJCN) ya afirmó que: «La osteoporosis es de hecho una enfermedad que se causa por un gran número de factores, siendo el más importante el exceso de proteína».

La siguiente cita de Nathan Pritikin (1915-1985) ilustra bien la paradoja existente en torno a la ingesta de calcio y la osteoporosis:

«La mujer Bantú ingiere sólo 350 mg. de calcio al día. Tienen una media de nueve hijos, a los que amamantan durante dos años. Nunca tienen deficiencia de calcio, raramente se les rompe un hueso o pierden un diente. Sus hijos crecen sanos y fuertes. ¿Cómo pueden hacer eso con 350 mg., cuando la cantidad recomendada es de 1.200 mg (en USA). Es muy sencillo. Su dieta es baja en proteínas, lo que les evita perder calcio. En nuestro país, los que se lo pueden permitir ingieren un 20% del total de calorías en proteínas, lo que les garantiza un balance mineral negativo, no sólo de calcio, sino también de magnesio, zinc y hierro». Nathan Pritikin

Quizá todo nuestro error radique en pensar que cuanto más calcio ingerimos más absorbemos, que la procedencia de ese calcio es irrelevante, o que el conjunto de la dieta no influye en la capacidad del cuerpo para absorberlo.

Cada día se elimina calcio a través de la orina y de las heces. Y eso es normal. También es normal perder una cierta cantidad de masa ósea con la edad. El problema aparece cuando de forma continuada, el calcio que se elimina supera al que se absorbe. La cuestión entonces sería conocer cuales son las condiciones, los factores dietéticos que aceleran la eliminación de calcio.

Este cuadro, publicado en el Human Nutritrition & Dietetics (Passmore & Eastwood), ilustra bien la cuestión:

Sorprendentemente, los niños indios, a pesar de ingerir la quinta parte de calcio que el varón sudafricano, absorben cinco veces más. El chico alemán, ingiriendo casi la misma cantidad de calcio, absorbe 30 veces más. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otro? Simplificando, la proteína que consumen los chicos es mayoritariamente de origen vegetal, lo que siempre reduce la cantidad total ingerida, y comen más verduras y cereales integrales, que también contienen calcio. Por lo que ha podido comprobarse en muchos estudios, a partir del umbral en que se satisfacen las necesidades, aumentar el aporte de proteína disminuye proporcionalmente la absorción de calcio, hasta alcanzar balances negativos cuando la sobredosis es importante.[2]

Los peligros de la leche y sus derivados (Link)

A continuación mencionamos algunos otros estudios:

– En 2013, los expertos en nutrición e investigadores de la Escuela de Harvard de Salud Pública redujeron enormemente la leche en la pirámide alimenticia de su guía de alimentación saludable, llamada Healthy Eating Plate, sustituyéndola por hortalizas como lechuga, coliflor, brócoli, entre otros, y granos de diversas especies, para producir el calcio necesario y de calidad. La razón que dan para eliminar los productos lácteos es que “un alto consumo de estos alimentos aumenta significativamente los riesgos de padecer cáncer de próstata y cáncer de ovario”, además los altos niveles de grasas saturadas en la mayoría de los productos lácteos y los componentes químicos de su producción los convierte en un alimento a evitar. Los expertos tenían como objetivo plantear una nutrición sana, sin interferencias de la presión política y de los grupos de la industria que podrían verse afectados por ella.

– En febrero de 2010, se publicó en PubMed un meta-estudio titulado «Postgraduate Symposium: Positive influence of nutritional alkalinity on bone health» donde se dice lo siguiente[3]:

«Hay una creciente evidencia de que el consumo de una dieta occidental es un factor de riesgo para la osteoporosis mediante el suministro de exceso de ácido, mientras que las frutas y hortalizas balancean el exceso de acidez, sobre todo al proporcionar alimentos ricos en vitamina K y bicarbonato. Las dietas occidentales consumidas por los adultos generan aproximadamente 50-100 ácido mEq acid/d; por lo tanto, adultos saludables están consumiendo una dieta con la que corren el riesgo de acidosis metabólica crónica de bajo grado, que empeora con la edad como consecuencia de la disminución de la función renal ósea que amortigua el exceso de ácido mediante la entrega de los cationes y se considera que con el tiempo una estimulación excesiva de este proceso dará lugar a la disolución del contenido mineral óseo y por lo tanto a reducir la masa ósea. La ingesta de K, Mg y las frutas y hortalizas se han asociado con un estado alcalino superior y el consiguiente efecto beneficioso sobre la salud de los huesos.»

– En mayo de 2009, apareció inscrito en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, publicada por la American Society of Clinical Nutrition, un artículo titulado «Should dairy be recommended as part of a healthy vegetarian diet? Counterpoint» donde se dice lo siguiente[4]:

«Aunque la leche de vaca ha sido recomendada ampliamente en los países occidentales como necesaria para el crecimiento y la salud de los huesos, las evidencias recogidas durante los últimos 20 años demuestran que la necesidad de reconsiderar las estrategias para desarrollar y mantener los huesos fuertes. Las tasas de fractura ósea osteoporótica son mayores en los países en los que se consume más lácteos, calcio y proteínas animales. La mayoría de estudios sobre el riesgo de fractura ofrecen pocas evidencias, o ninguna, de que la leche o sus derivados beneficien al hueso. Las evidencias que han ido acumulándose muestran que el consumo de leche o productos lácteos puede contribuir al riesgo de cáncer de próstata o de ovarios, enfermedades autoinmunes y algunas dolencias infantiles. Puesto que la leche no es necesaria para los seres humanos después del destete y que los nutrientes que contiene se encuentran fácilmente disponibles en alimentos sin proteína animal, grasas saturadas y colesterol, los vegetarianos pueden lograr resultados más saludables en cuestión de enfermedades crónicas si limitan o evitan el consumo de leche y otros productos lácteos. Los huesos están mejor cuidados si se presta atención al equilibrio cálcico y los esfuerzos se centran en aumentar la ingesta de frutas y verduras, en limitar la proteína animal, practicar ejercicio con regularidad, tomando la cantidad adecuada de sol (o suplementando con vitamina D) y tomando aproximadamente 500 mg de calcio al día de origen vegetal. Por lo tanto, los productos lácteos no deben ser recomendados en una dieta vegetariana saludable.»

– En octubre de 2006, se publicó en PubMed un estudio titulado «Effects of calcium supplementation on bone density in healthy children: meta-analysis of randomised controlled trials» donde se dice lo siguiente[5]:

«No es probable que el bajo efecto de la suplementación de calcio sobre la densidad mineral ósea en las extremidades superiores reduzca el riesgo de fracturas, ni en la infancia ni en edades más avanzadas, hasta un grado como para que tenga una importancia de salud pública primordial.»

– En 2005, se publicó en PubMed un meta-estudio titulado «Vegetarian diets: what are the advantages?» donde se dice lo siguiente[6]:

«Numerosos estudios han demostrado que las deficiencias observadas generalmente se deben a la planificación de comidas pobres. Dietas vegetarianas bien equilibradas son apropiadas para todas las etapas del ciclo de vida, incluidos los niños, adolescentes, mujeres embarazadas y lactantes, los atletas de edad avanzada y competitiva. En la mayoría de casos, las dietas vegetarianas son beneficiosas en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades, como las enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, cáncer, osteoporosis, enfermedades renales y la demencia, así como la enfermedad diverticular, cálculos biliares y la artritis reumatoide».

– En julio de 2004, se publicó en la revista Pediatrics un estudio titulado «Calcium, Dairy Products, and Bone Health in Children and Young Adults: A Reevaluation of the Evidence» donde se dice lo siguiente[7]: «No hay apenas evidencias que respalden las recomendaciones nutricionales que se centran específicamente en el aumento del consumo de leche o de otros productos lácteos para estimular la mineralización ósea ni en niños ni en adolescentes.»

– En 2003, Feskanich et al, publicaron un estudio en el que, tras un seguimiento de 72.337 mujeres posmenopáusicas durante 18 años, no se observó relación entre el consumo de calcio y lácteos y el riesgo de fractura de cadera (Feskanich D, Willet WC, Colditz GA. Calcium, vitamin D, milk consumption, and hip fractures: a prospective study among postmenopausal women. Am J Clin Nutr 77, 504-511. 2003.)

– En 2003, la Organización Mundial de la Salud, afirmó que en las regiones con menos incidencia de fracturas se ingiere mucho menos calcio y lácteos que en las de mayor incidencia (Joint FAO/WHO Expert Consultation on Diet NatPoCD. WHO Technical Reports Series 916. 2003. Geneva, World Health Organization)

– En mayo de 2003, la revista Journal of Bone and Mineral Research publicó un estudio realizado con 9.074 mujeres seguidas por un período de 10 años, en el que no se observó relación entre el consumo de suplementos de calcio y fractura de cadera (Hillier TA, Rizzo JH, Pedula KL, Stone KL, Cauley JA, Bauer DC et al. Nulliparity and fracture risk in older women: the study of osteoporotic fractures.J Bone Miner Res. 2003 May;18(5):893-9. 2003).

– En 2001, el Doctor Hegsted, profesor emérito de nutrición en la Universidad de Harvard consideró que existe poca evidencia de que el mayor consumo de calcio prevenga efectivamente las fracturas osteoporóticas, y afirmó que «asumir que la osteoporosis se debe al déficit de calcio es como asumir que la infección se debe al déficit de penicilina» (Hegsted DM. Fractures, calcium, and the modern diet. Am J Clin Nutr 74, 571-573. 2001. )

– En 2000, la décima edición del libro Human Nutrition and Dietetics, uno de los textos más importantes de nutrición se afirmó que, «en el crecimiento, la composición y la masa del esqueleto influyen varios factores, de los cuales la nutrición es solamente uno» (Garrow J, James WPT, Ralph A. Human Nutrition and Dietetics. 10th edition ed. London: Churchill Livingstone; 2000)

– En 1997, Owusu et al. compararon estudios de seguimiento y sus resultados fueron que no existe relación entre la ingesta de calcio y la incidencia de fractura de cadera y antebrazo en hombres (Owusu W, Willet WC, Feskanich D, Ascherio A, Spiegelman D, Colditz GA. Calcium intake and the incidence of forearm and hip fractures among men. J Nutr 127, 1782-1787. 1997)

– En 1997, Cumming et al., en un estudio de cohortes con 9.704 mujeres de más de 64 años, no encontraron beneficio en el consumo de calcio sobre el riesgo de fractura en cadera, tobillo, húmero proximal, muñeca y vértebras (Cumming RG, Cummings SR, Nevitt MC, Scott J, Ensrud KE, Vogt TM et al. Calcium intake and fracture risk: results from the study of osteoporotic fractures. Am J Epidemiol 145, 926-934. 1997. )

Los puntos enumerados son fragmentos escogidos, para hacerse una idea real del tema hay que tener en cuenta más factores que no se han comentado.

Mira Lo Que Le Pasa A Tu Cuerpo Cuando Tomas Leche De Vaca (Link)

Ejercicio físico

El ejercicio físico en sí no previene la osteoporosis, los ejercicios que fuerzan a trabajar contra la gravedad (caminar, correr, hacer deportes de raqueta, escalar, bailar, subir escaleras, etc) y los ejercicios de resistencia han probado tener un papel importante en el equilibrio y en la coordinación. El ejercicio físico ayuda a mantener masa ósea, lo cual a su vez rebaja el riesgo de padecer dicha enfermedad.

Tomar un poco el Sol

El cuerpo humano transforma los rayos solares en vitamina D, la cual es la encargada de regular el paso de calcio (Ca2+) a los huesos. Si la vitamina D falta, este paso no se produce y los huesos empiezan a debilitarse y a curvarse produciéndose malformaciones irreversibles: el raquitismo. Esta enfermedad afecta especialmente a los niños.

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