ARGUMENTO «Los animales no sonríen ni ríen»

RESUMEN: ¿Es éticamente correcto matar a quien no tiene capacidad para reirse? ¿qué dice la ciencia sobre la risa en animales no humanos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

El deber de respetar a alguien se origina en sus intereses, no su risa. Además, no es cierto que los animales no humanos no se rían. los circuitos neurológicos de la risa existen en las regiones más antiguas del cerebro. Además, había formas de risa y juegos en otros animales miles de años antes que el ser humano apareciera con sus carcajadas y, después, con su expresión oral. Según estudios del Centro de Neurociencias de la Mente y el Comportamiento del Departamento de Psicología de la Universidad de Northwestern, los últimos estudios realizados en ratas, perros y chimpancés proporcionan pruebas concluyentes respecto de que la risa y la alegría no es exclusiva de los seres humanos.

Palabras clave: risa, sonrisa

 

Risa y Ética

1. Algunas personas dicen que si alguien no puede sonreír ni reír entonces es éticamente correcto maltratarle.

Según este argumento, es éticamente correcto matar a humanos que no puedan sonreír ni reir. Sin embargo el deber de respetar a alguien no se origina en su risa, sino en sus intereses.[1]

Risa en animales no humanos

2. Algunas personas dicen que quienes no son humanos no pueden sonreír ni reír.

No solo los humanos ríenEl origen de esta errónea idea podría estar en el filósofo griego Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) que recoge esta idea en su obra «Partes de los animales», libro III, cuando dice que «el hombre es el único de los animales que ríe». Sin embargo, el sistema límbico, que maneja la risa, es una de las partes más antiguas del cerebro en términos filogenéticos y evolutivos pues sus primordios ya se encuentran en los peces, el «cerebro límbico» sería precedido evolutivamente por el puente de Varolio y tallo cerebral (un antecedente aún más primitivo en filogenia es el bulbo raquídeo). En tal caso el sistema o «cerebro límbico» es prácticamente la mayor parte del cerebro de los tetrápodos primitivos: anfibios y reptiles. La risa está relacionada con la tristeza y con la empatía. A continuación presento información que desmiente la creencia según la cual quienes no son humanos no pueden reír:

– En febrero de 2012 la revista de la American Journal of Primatology (Asociación de Primatología de Estados Unidos) publicó un estudio de la Universidad de Plymouth de Inglaterra titulado «Facilitating Play Through Communication: Significance of Teeth Exposure in the Gorilla Play Face». El estudio fue realizado por Bridget M. Waller y por Lyndsay Cherry. El estudio buscaba expresiones faciales en los gorilas que pudieran darles pistas evolutivas sobre el origen de la sonrisa y de la risa en los seres humanos. Encontraron en los gorilas ambos tipos de expresiones faciales. Comprobaron que los gorilas sonríen mostrando sus dos filas de dientes: «Es un saludo y un comportamiento que reconoce la autoridad de otro individuo» y también sirve para tranquilizar a sus compañeros, no está relacionada con el juego. «Cuando juegan, los gorilas abren la boca y cubren sus dientes como diciendo, ‘podría morderte pero no voy a hacerlo’», dijo Waller a la BBC. Los investigadores también comprobaron que los gorilas muestran brevemente sus dientes superiores cuando el juego es duro y, según Waller, «puede ser que cuando el juego se vuelve un poco intenso o brusco es necesario dar una señal extra para mostrar a los compañeros que simplemente se trata de un juego». La mayoría de las expresiones faciales humanas pueden encontrarse también en primates de otras especies. Además, los gorilas usan estas expresiones faciales en diferentes contextos. «La gente piensa que las personas sonríen cuando están felices, pero esto no es verdad», explicó Waller a la BBC. «Sonreímos en las situaciones apropiadas. Por ejemplo, sonreímos cuando pasamos junto a alguien en un corredor, pero no nos reímos. Siempre pienso en las expresiones faciales como señales para reducir la incertidumbre. Utilizamos estas señales no verbales todo el tiempo», señaló Waller. Este comportamiento muestra el origen de la «risa social», cuando las personas se ríen durante una conversación para hacer que el interlocutor se sienta más a gusto, de acuerdo a los investigadores.

– El 4 de junio de 2009 la revista Current Biology publicó un artículo titulado «Reconstructing the Evolution of Laughter in Great Apes and Humans». En dicho estudio se examinó la acústica de las vocalizaciones inducidas mediante cosquillas a orangutanes infantiles y juveniles, gorilas, chimpancés y bonobos, así como a bebés humanos. Los datos acústicos resultantes se codificaron a continuación como estados de carácter y se sometieron a análisis filogenético cuantitativo. Los resultados acústicos revelaron importantes similitudes y diferencias entre las cinco especies. Además, los árboles filogenéticos reconstruidos a partir de los datos acústicos coincidían con los árboles bien establecidos basados ​​en genética comparativa. Tomados en conjunto, los resultados proporcionan una fuerte evidencia de que la risa inducida por el cosquilleo es homóloga en los grandes simios y humanos y apoyan la postulación más general de la continuidad filogenética de los animales no humanos a las expresiones emocionales humanas. Los hallazgos también muestran que las características de la risa humana, como la predominante regularidad, la vocalización estable y el flujo de aire consistentemente agresivo, son sin embargo rastreables a las características de antepasados ​​compartidos con grandes simios.

– Richard Byrne, experto en comportamiento de primates de la Universidad de St Andrews en Escocia, señala que es interesante estudiar las expresiones faciales de los primates no humanos «porque nuestras propias expresiones parecen ser primitivas». «A primera vista, las expresiones de los animales parecen diferentes porque los rostros de un mono o un gorila son distintos de los nuestros, pero si las examinamos con mayor profundidad, la mayoría de las expresiones faciales de los seres humanos pueden verse también en especies de primates distantes, por lo que seguramente se derivan de un ancestro común», señaló Byrne.

– Los circuitos neurológicos de la risa existen en las regiones más antiguas del cerebro, por lo tanto animales distintos al hombre también podrían manifestar su felicidad con una carcajada. Un estudio publicado por la revista Science señaló que los animales también se ríen. El psicólogo Jaak Panksepp precisó, como prueba de sus afirmaciones, que los circuitos neurológicos de la risa existen en las regiones más antiguas del cerebro. Además, había formas de risa y juegos en otros animales miles de años antes que el ser humano apareciera con sus carcajadas y, después, con su expresión oral. Según estudios del Centro de Neurociencias de la Mente y el Comportamiento del Departamento de Psicología de la Universidad de Northwestern, los últimos estudios realizados en ratas, perros y chimpancés proporcionan pruebas concluyentes respecto de que la risa y la alegría no es exclusiva de los seres humanos. «Tal vez sea hora de que la neurociencia acepte que los animales son capaces de muchos sentimientos emotivos», señaló Panksepp en su estudio. El científico citó el caso de los niños que ríen y gritan de alegría cuando todavía están en pañales y no han comenzado a expresarse oralmente. Ese mismo patrón de comportamiento es evidente en los chimpancés cuya respiración entrecortada se asemeja a una carcajada, cuando juegan entre sí y se hacen cosquillas, según el psicólogo. Pero para Panksepp, el mejor estudio es el de las ratas, que cuando juegan emiten una cacofonía de chillidos que refleja sentimientos positivos. Las cosquillas hechas a esas ratas lograron un acercamiento entre roedores que parecieron buscar el placer de la risa y prefirieron jugar con las que emitían ese ruido, señaló.

Jaak Panksepp ha estado haciendo experimentos con ratas, registrando los sonidos que emiten y catalogándolos en diversas circunstancias. Afirma que tras acostumbrar a las ratas al contacto de sus manos, ellas juegan con ellas, y que cuando él les hace cosquillas, producen un registro de sonidos de una índole totalmente distinta, y que sólo se da cuando las ratas “juegan” entre ellas.

Los orangutanes también se contagian la risa debido a que los pilares fundamentales que permiten este mecanismo (que un individuo emita una carcajada, lo exprese facialmente mediante una amplia apertura de la boca y sea seguido por otros sujetos) pudo haberse originado en un antepasado común de hombres y simios y no ser exclusivo, por tanto, de los humanos. Así lo pone de manifiesto un estudio publicado en la revista online «Biology Letters». En él, la doctora Marina Davila Ross, de la Universidad Portsmouth (Reino Unido) y el profesor Elke Zimmermann, de la Universidad de Medicina Veterinaria, en Hanover, Alemania, estudiaron el comportamiento de 25 orangutanes entre 2 y 12 años en cuatro centros de primates distribuidos en distintas partes del mundo. Se observó que los orangutanes poseen el sentido de empatía y mimetismo que forma parte esencial de la risa. En su experimento, comprobaron cómo estos animales copiaban e imitaban expresiones faciales que se utilizan cuando un sujeto se ríe (apertura amplia de la boca asemejando sonrisa). La velocidad con la que fueron copiadas estas expresiones sugería que se trataba de actos involuntarios. En otras palabras, la risa era contagiosa. Así, cuando uno de los orangutanes abría enormemente la boca, del mismo modo que cuando uno se ríe, sus compañeros de juego reproducían a menudo la misma expresión en menos de medio segundo. «En humanos, el comportamiento de imitación puede ser voluntario o involuntario. Hasta nuestro descubrimiento no había evidencia de que los animales tuvieran respuestas similares», señala Dávila. Las observaciones de este trabajo ponen de manifiesto con claridad que los pilares en los que se basan la empatía o contagio emocional positivo y que permiten una rápida e involuntaria imitación en los humanos existían antes que el desarrollo de la propia raza. A su juicio, estos hallazgos arrojan nueva luz al concepto mismo de la ‘empatía’ y su importancia para aquellos animales que viven en grupo, como los orangutanes.

«Los estudiosos de los primates han podido clasificar sus sonrisas en unas pocas categorías. Los chimpancés a veces sonríen por placer, pero también cuando tratan de fortalecer un lazo social con otro chimpancé. Niedenthal piensa que algunas sonrisas humanas entran también en estas categorías. Es más: pueden ser distinguidas por ciertas expresiones. Una sonrisa vergonzosa a menudo está acompañada por un mentón bajo, mientras que una para saludar a menudo está acompañada por la elevación de las cejas. Los chimpancés a veces no sonríen por placer o por lograr una conexión social, sino por expresar poder. Un chimpancé dominante sonreirá y mostrará sus dientes. La doctora Niedenthal sostiene que también los seres humanos ostentan una sonrisa para expresar poder y a menudo elevan el mentón de manera de mirar a los demás desde arriba.»

«Los etólogos que estudian la expresión de la sonrisa en primates encuentran que los chimpancés usan la expresión de la sonrisa para evitar la conducta posiblemente hostil de animales dominantes (Hoo, 1962), y para mantener y aumentar las interacciones de carácter amistoso (Hoo, 1972). Así como los primates sonríen (es decir, enseñan los dientes) para apaciguar a dominantes, los niños pequeños tienen más probabilidades de acercarse a un extraño que sonríe que a uno que no sonríe (Connolly y Smith, 1972). Esto se aplica igualmente a adultos que cometen errores o que sienten vergüenza social.»

«Este tipo de gestos, que comparten con los humanos, se debe a la necesidad de generar lazos y confianza con los demás, según un estudio de la universidad de Portsmouth, Reino Unido».

CURIOSIDADES:

– La película «El nombre de la rosa», basada en el libro con el mismo título, transcurre en el año 1327, y trata sobre unos misteriosos asesinatos que están ocurriendo entre los miembros de una abadía. Los asesinatos parecen estar relacionados con la existencia de un libro prohibido oculto en la gran biblioteca de la abadía: el segundo libro de la Poética de Aristóteles, que se ocupa de la comedia y de la risa.

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